viernes, 21 de octubre de 2016

Cielos abiertos

Dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre; en ese caso el cielo tuvo que abrirlo alguien con muy mala suerte.
Esta mañana me he despertado y lo primero que he hecho ha sido pensar en ti. Tópico, ¿verdad? Es cierto. Me he dado la vuelta y te he visto radiante, hacía tiempo que no te veía tan bonita, te ves tan natural, tan tuya... Te he visto llorar tantas veces que he perdido la cuenta, y te he visto sentada en una acera con una copa en una mano y la mano de una amiga en la otra, que... ¿Sabes? Es que hoy de verdad estas preciosa. No porque te brillen más los ojos y el pelo, ni porque tengas los mofletes más rojos, tampoco por tus pestañas más negras y largas... Ni por esos labios que en el fondo sabes que te encantan... Hoy brillas porque te mereces pensar en ti y en nadie más, sonreír por ti, gritar por ti -que no está mal de vez en cuando señorxs-, eres muy tuya, muy “yo, mi, me, comnigo”.
Un día alguien me dijo “tal vez hoy esté luchando porque soy joven y se que puedo cambiar el mundo”. Yo me he dado cuenta al girarme y verte de que tu cambio existe y de que si alguien sufrió y se partió el alma abriendo ventanas, yo quiero aprender a volar. Y para eso no necesito alas; porque hoy me he visto sonreír.
{ysr}